La subida de los precios de los Smartphone y ordenadores es un hecho que está a la vuelta de la esquina, si Japón decide continuar con las restricciones en las exportaciones de materia prima básica para que su país vecino, Corea del Sur, mantenga la fabricación de componentes necesarios para estos dispositivos.
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Guerra comercial entre Corea y Japón: los hechos
Todo este revuelo, tanto en las negociaciones diplomáticas entre Japón y Corea del Sur como en la propia sociedad surcoreana comenzó en el mes de julio, cuando el país nipón decidió imponer restricciones a las exportaciones de materiales químicos básicos que requieren y compran empresas de Corea del Sur para fabricar semiconductores y producir pantallas y chips de memoria. Estos componentes son indispensables para las computadoras y los teléfonos inteligentes.
La decisión por parte de Japón fue imprevista y tomó por sorpresa a las empresas coreanas que dependen de la venta de semiconductores, entre las que se destaca la más conocida a nivel mundial: Samsung.
Samsung es la compañía de semiconductores más grande del planeta y surte de estos elementos a las empresas Huawei y Apple, dos de las mayores productoras de teléfonos inteligentes del mundo.
Japón y Corea del Sur son dos gigantes tecnológicos asiáticos cuyas economías dependen de su producción y desarrollo e innovación tecnológica. Sin embargo, la materia prima para la fabricación de dispositivos electrónicos está en Japón, socio comercial histórico de los coreanos, a pesar del pasado tortuoso que comparten.
Guerra comercial entre Corea y Japón: Razones poco claras
Japón ha declarado que las restricciones impuestas obedecen a su desconfianza en los mecanismos de control de Corea del Sur para impedir que los materiales químicos producidos en la nación nipona lleguen a países como Corea del Norte y otros que están sancionados económicamente por las Naciones Unidas.
Según informaciones oficiales, Japón es productor de cerca de 90% del suministro mundial de poliamida fluorado y resistente, y de aproximadamente 70% del fluoruro de hidrógeno, elementos imprescindibles para la fabricación de un semiconductor.
Por lo tanto, el dominio que tiene Japón en la producción de estos químicos desatará una serie de problemas en las empresas surcoreanas que van a considerar alternativas de proveedores una vez que no cuenten con los suministros.
Es posible que las empresas coreanas encuentren otras fuentes de suministro de estos productos, sin embargo, podrían tener problemas en cuanto a la calidad o a la disposición inmediata de los suministros para responder a tiempo las órdenes de producción, según algunos economistas.
Fantasmas del pasado: Colonización y Segunda Guerra Mundial
Tanto para el gobierno de Corea del Sur como para algunos funcionarios, los argumentos esgrimidos por Japón, en cuanto a las restricciones, no tienen ningún asidero, y consideran que más bien se trata de una nueva demostración del descontento japonés por el fallo del Tribunal Supremo surcoreano de noviembre de 2018.
Desde finales del año pasado, Corea del Sur ha pedido a Japón que “no lo saque de su ‘lista blanca’ de países con mínimas restricciones comerciales” debido a la cantidad de problemas que traerían al país, y que ya se empiezan a sentir.
El fallo dictado por el Tribunal Supremo de Corea del Sur ordena que varios trabajadores surcoreanos, o familiares de las víctimas, sean compensados por haber sido obligados por Japón a hacer trabajo forzado en empresas japonesas durante la ocupación ocurrida desde antes de la Segunda Guerra Mundial.
La decisión también consideró que las empresas japonesas que operan en Corea del Sur estén obligadas a indemnizar a ciudadanos coreanos, o en su defecto a sus herederos, que sufrieron la esclavitud por parte de compañías niponas durante la Segunda Guerra Mundial. Pero, las compañías japonesas, por instrucción de Shinzo Abe, primer ministro de Japón, se negaron a cumplir la decisión judicial que las obligaba a pagar 89.000 dólares a cada ciudadano demandante.
Esto provocó que el Tribunal Supremo de Corea del Sur congelara y ordenara la venta de títulos de la compañía Nippon Steel, igual que lo hizo con Mitsubishi Heavy Industries y otras empresas. Sin embargo, mucho antes de la guerra, hacia 1910, el imperio de Japón ocupó el territorio coreano y lo dominó durante casi 35 años, es decir hasta 1945, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial.
Durante este período la economía de la península respondió a las necesidades de la guerra, lo que ocasionó una serie de cambios en la industria y los atropellos por los cuales Corea del Sur ha demandado judicialmente a Japón exigiendo compensaciones.
No obstante, Japón insiste en que todas las compensaciones para quienes fueron víctimas de la esclavitud por parte de compañías japonesas fueron zanjadas en el “tratado de normalización de relaciones de 1965”.
Escalada en los precios
Sean o no los fantasmas del pasado los que sustentan la decisión de Japón de restringir el comercio con Corea del Sur, lo cierto es que ambos países siguen divididos y las medidas en torno a las relaciones económicas afectan a los surcoreanos.
Pero, más allá de los efectos de las restricciones, para una empresa como Samsung, las consecuencias podrían ser graves, pues esta compañía aumentó su perfil de productividad como proveedor de semiconductores por excelencia, gracias al crecimiento del mercado de DRAM (siglas en inglés del Dynamic Random Access Memory), o memoria dinámica de acceso aleatorio. Este tipo de tecnología de memoria está basada en condensadores, y en la actualidad, 88% de los ingresos de Samsung deriva de la venta de memorias fabricadas sobre la base de los semiconductores.
Si las sanciones se mantienen, tanto el gigante Samsung como otras empresas de Corea del Sur podrían estar severamente golpeadas, lo que, sin duda, traerá como consecuencia un aumento en los precios de los semiconductores.
Este golpe no solamente impactaría en la fabricación de computadoras y teléfonos inteligentes de Samsung, sino que afectaría también a sus más grandes compradores, Huawei y Apple.
Otras consecuencias de la guerra comercial entre Corea y Japón
Las decisiones de Japón han traído otras consecuencias en el seno de la sociedad surcoreana, pues, según informaciones de los medios, el 19 de julio, frente a la embajada de Japón en Seúl, un ciudadano de 78 años de edad se incendió en su coche en protesta porque su suegro había sido uno de los esclavos durante la ocupación japonesa.
Además, en Corea del Sur se está haciendo boicot a productos japoneses, que van desde ropa, cerveza hasta viajes a la isla.