Usar hisopos para limpiar los oídos es una mala idea si se desea preservar en buen estado la salud auditiva. Especialistas han advertido sobre el peligro de usar hisopos, y han indicado recomendaciones para mantener la higiene de los oídos sin ponerlos en riesgo.
Expertos de la Universidad de Harvard resumen el peligro de usar hisopos exponiendo tres razones:
- Son inútiles, se pierde el tiempo usándolos.
- El uso de hisopos pone en riesgo la salud auditiva.
- La cera del oído no es una suciedad como se suele creer.
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Usar hisopos es perder el tiempo
Emplear bastoncillos de algodón para limpiar los oídos, es perder el tiempo, pues la función que cumplen no es necesaria. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el oído humano es un órgano que se limpia por sí solo. No necesita una limpieza activa en su parte interna, solo se aconseja limpiar la parte externa y el resto de la oreja.
La OMS recomienda no introducir ningún objeto ni líquido dentro de los oídos. Este consejo tiene una sola excepción: se puede hacer únicamente cuando un médico lo prescriba.
Salud auditiva en riesgo
La segunda razón de la Universidad de Harvard sobre el peligro de usar hisopos, es que su mal uso pone en serio riesgo la salud auditiva. La introducción de un hisopo en el canal auditivo puede ocasionar daños como la rotura de la membrana del tímpano. Mientras más profundamente se empuje el hisopo, aumenta el riesgo de causar problemas de equilibrio y para oír.
Limpiar el oído con frecuencia usando cotonetes puede ocasionar que se produzca un tapón de cerumen que obstruya el canal auditivo. La cera acumulada generará otro problema además de la obstrucción: aumentará el riesgo de sufrir infecciones. Otro de los peligros de usar hisopos es que pueden producir irritaciones y traumas en el canal auditivo.
La cera del oído no es suciedad
El cerumen no es suciedad y cumple funciones que ayudan a preservar los oídos en buen estado. Usar el hisopo para limpiar el oído, interrumpe el rol natural que cumple la cera para el bien de este órgano.
- El cerumen actúa como hidratante natural, impidiendo la resequedad de la piel interna del oído.
- Evita la acumulación de polvo y agua en el canal auditivo.
- Previene que los insectos ingresen a las cavidades internas de la cabeza.
- Las propiedades bactericidas del cerumen disminuyen el riesgo de contraer infecciones.
- La cera de los oídos tiene la capacidad de absorber las células muertas.
La suciedad y las partículas que logra detener el cerumen, se expulsan naturalmente a través de la masticación. Esta acción ayuda a mover la cera vieja hacia el exterior del oído. Al renovarse la piel con el baño, el cerumen ya seco se desprende en pedacitos minúsculos.
Si una persona sufre una secreción excesiva de cerumen, conocida como ceruminosis, se aconseja que acuda al médico antes de intentar cualquier remedio casero o automedicarse. La misma recomendación vale para tratar los tapones de cera. El otorrinolaringólogo es el especialista indicado para solucionar el problema.
Cómo limpiar los oídos
Para limpiar los oídos se recomienda emplear un paño suave húmedo para pasarlo alrededor de la parte externa del oído. Nunca se debe introducir parte de la tela en el interior de los oídos.
A pesar del peligro de usar hisopos, hay gente que insiste en preferirlos para limpiar los oídos. En este caso, por ninguna razón se debe meter el hisopo dentro del canal auditivo, tal como advierten los empaques de los bastoncillos. Con los hisopos solo se puede limpiar de manera eficiente y sin peligro el área externa del oído y la oreja. Se debe recordar que no es necesario limpiar el oído por dentro, los restos de cera salen solos, junto con los elementos que haya logrado detener.
Además, a los cotonetes se les puede dar otros usos como por ejemplo, para desinfectar heridas pequeñas.
No se recomienda el uso de velas para extraer cerumen e impurezas de los oídos. Es una técnica poco efectiva y peligrosa ya que puede producir quemaduras y dañar el tímpano.
El uso de gotas es otra de las opciones para eliminar la cera de los oídos. Pueden resultar efectivas para aflojar el cerumen, pero tienen como desventaja que pueden provocar irritaciones. Además de soluciones especiales, hay personas que para gotear dentro del oído prefieren usar aceite de oliva o de almendras. El resultado deseado es que se logre aflojar el cerumen.
En cada hogar existirá un método para limpiar los oídos, pero lo más conveniente es seguir las pautas de la OMS. Es decir, dejar que el órgano cumpla con su función de limpiarse de forma natural.
El más eficiente y menos riesgoso de los métodos mencionados, es el del paño húmedo, siempre que se limite su uso a mantener limpia la oreja.
Infección casi mortal
Un caso que muestra el peligro de usar hisopos es el de Jasmine, reportado por la revista That’s Life. Esta mujer de 37 años usaba bastoncillos de algodón todos los días para limpiar sus oídos.
De acuerdo con el testimonio de Jasmine, usar hisopos casi la mata. La razón es que el constante uso de los hisopos le provocó una infección que le ocasionó pérdida de la audición y daños en su cerebro. Como primeros síntomas, Jasmine sintió dolor y dejó de oír; cuando fue al médico le diagnosticaron una infección y le prescribieron antibióticos.
Pese al diagnóstico, continuó limpiándose los oídos con hisopos. Terminó sangrando, se hizo una prueba de audición que determinó que sufría sordera moderada. También se realizó una tomografía que reveló que las fibras del algodón de los hisopos se acumularon en su oído. La infección que generaron estaba afectando su cerebro.
Si los médicos no actuaban a tiempo, la infección le ocasionaría la muerte. La operaron y retiraron el tejido infectado; además reconstruyeron el canal auditivo dañado.
El peligro de usar hisopos se ha advertido durante décadas, pero persiste el mal uso de los bastoncillos y el riesgo de que generen daños severos a los oídos.